El trabajo que ASIES publica en este número de su revista, surgió de una iniciativa de la Delegación de la Comisión Europea en Guatemala, alrededor del consenso logrado en la III Cumbre América Latina y Caribe – Unión Europea, celebrada en Guadalajara -México- en mayo de 2004, y que definió como ejes fundamentales de la política de cooperación común, la integración regional y la cohesión social. Para ubicar el artículo, es necesario partir de esta cita y situarla en su contexto, tanto en lo que se refiere a la situación de América Latina como a las políticas de la UE. La región latinoamericana es considerada como entre las menos cohesionadas del mundo, y en ella conviven desigualdades enormes en términos de distribución de renta y de bienes, como la tierra, la educación o el crédito. Esta disparidad es también geográfica, pues en un mismo país se pueden encontrar regiones en vías de integración en los mercados mundiales y otras completamente marginadas en los procesos económicos. Por ende, esta situación se agrava si introducimos factores como el género, el origen étnico o la minusvalía. Rápidamemte nos topamos con fenómenos de doble o triple exclusión que tocan a sectores enteros de las sociedades latinoamericanas. Guatemala no escapa a esta situación. Los últimos datos conocidos del Banco Mundial nos hablan de que un 22 por ciento de la población está obligada a sobrevivir con menos de 1 dólar al día, y el Indice de Desarrollo Humano del PNUD sitúa al país en el puesto número 121 de su clasificación, en la cola de América Latina y solamente en mejor situación que Haití…

El presente estudio abarca las redes de protección social en teoría, al igual que el papel que desempeñan como herramientas de reducción de la pobreza y está basado especialmente en las investigaciones de Stepehen Devereux en el Sur de Africa, los argumentos del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, y Otros investigadores.

Mientras el capital financiero se refiere a recursos monetarios y el capital humano a las capacidades de las personas, el capital social se refiere a las relaciones personales, entre comunidades y con instituciones. Para poseer capital social una persona debe estar relacionada con otras, y son estas otras personas la fuente del capital. El capital social se puede entender también como el adhesivo que mantiene unidos a grupos y sociedades por medio de relaciones y valores compartidos, de normas e instituciones proclives a la acción colectiva. Se manifiesta en la confianza, reciprocidad, reglas, normas y sanciones en una sociedad, relaciones personales y entre comunidades, y participación en organizaciones a todo nivel. El concepto ha cobrado importancia en los últimos 15 años en el estudio de la pobreza, por la evidencia empírica que señala la existencia de un vínculo con el desarrollo de las comunidades.