La enseñanza, doctrina o pensamiento social expresado por los diferentes Pontífices, desde León XIII hasta Juan Pablo II, se dirige al hombre en su integridad y comprende aquellas dimensiones del hombre en cuanto a su responsabilidad social, terrena e histórica que apunta al esfuerzo para la construcción de una sociedad más justa. No se trata de una tercera vía, que en la actualidad para muchos serían tan sólo dos. Es un cuerpo de enseñanza que ilumina cualquier libertad cristiana y liberación, puede implicar una pluralidad de vías concretas que finalicen en el Bien Común. En el caso nuestro, de América Latina, de Centroamérica, la doctrina social adquiere un carácter profético, que quizá no se da en Europa Occidental más influida por la secularización que ofusca la dimensión escatológica. Esto también se observa en los autores rusos -ortodoxos-. A ello se debe que en América Latina las corrientes de lateología de la liberaciónrecuperan a veces con mucho vigor aquella dimensión, que no se da tan frecuentemente ni en Europa ni en los Estados Unidos. Sobre este aspecto, la confrontación entre las mayorías de los Estados Unidos de América y las de América Latina son altamente sugerentes. De una parte la idea central está constituída por el liberalismo en los Estados Unidos, y entre nosOtros por la liberación. La idea liberal tiene un carácter individual, mientras la liberación es asociada a un movimiento que compromete a la comunidad. No es este el momento oportuno de analizar las diferentes raíces de orden teológico que influyen la toma de posición en la cuestión social, individuales o colectivas (comunitarias)…
