El entorno político de Guatemala durante el primer semestre del año 2000 ha estado determinado por las naturales expectativas generadas por el inicio de todo nuevo gobierno, incrementadas en esta oportunidad por las ilusiones que en algunos sectores de la población provocaron las ofertas formuladas por el candidato presidencial triunfador en las elecciones Guatemala Caminaes celebradas a finales de 1999. Sin embargo, aunque el nuevo presidente y el partido que lo respaldó asumieron la conducción del país como resultado de un amplio respaldo de electores, los primeros seis meses de la administración Portillo-FRG se caracterizaron por la ausencia de un programa concreto de gobierno y por improvisaciones, contradicciones e incoherencias, lo que en síntesis se ha traducido en una errática conducción de los organismos Ejecutivo y Legislativo. Este desconcierto ha generado, entre los diversos sectores sociales, confusión e incertidumbre sobre la estabilidad política, económica y social del país, así como sobre la capacidad de gobernabilidad del sistema político en el mediano plazo.
