Sucesos recientes permiten constatar que en Guatemala persisten factores que evidencian la naturaleza autoritaria del poder, que limitan el avance de la democracia y favorecen el fortalecimiento de actores y prácticas autoritarias. Esto, lleva a considerar al país como un régimen político híbrido, es decir, que ha adquirido instituciones y procedimientos característicos de la democracia, pero conserva los rasgos ya mencionados. En ese contexto, cobra especial relevancia la existencia de veto players y dominios reservados, propios de los regímenes híbridos.
Los veto players son actores informales, sin responsabilidad política, pero con capacidad de decisión o influencia. Los dominios reservados son actores formales, instituciones reconocidas formalmente, pero que limitan la acción de otras instituciones, o que tienen poderes extraordinarios que ponen en cuestión el sistema de frenos y contrapesos del Estado. Ambos actúan deliberadamente para socavar los avances logrados a partir de la transición a la democracia, explicando así el proceso de deterioro acelerado del régimen democrático en Guatemala.
