Fecha:  25/Jun/2014   Periódico: elPeriódico   Sección: Opinión   Pagina: 15

Todos tenemos a un docente al cual recordar.

Guatemala necesita en las aulas a maestros, líderes “proactivos y propositivos” que desde sus ámbitos educativos proyecten y hagan realidad el liderazgo docente, dedicado a que niños, adolescentes, jóvenes e incluso adultos, desarrollen competencias que les permitan ser personas educadas, profesionales, dignas y capaces de incidir efectivamente en la mejora continua de la realidad guatemalteca.

Quién no recuerda a aquel docente de primaria, secundaria o universitario que hizo la diferencia, que marcó vidas por su carisma, compromiso, pasión, entrega diaria, responsabilidad, desarrollo de hábitos y actitudes, preparación en la materia que impartió, su afecto y sobre todo el acompañamiento diario y desinteresado que en ocasiones trajo consigo alguna llamada de atención, pero también un elogio hacia el esfuerzo.

Ser maestro representa un serio compromiso como formador de juventudes que en el futuro serán parte esencial de esa realidad compleja que demanda del docente una visión amplia optimista, cuya vocación se proyecte y sea capaz de formar ciudadanos responsables, trabajadores, honrados y emprendedores.

“Ser maestro es llevar en las manos, una antorcha de luz encendida”, estrofa del Himno al Maestro de la educadora Luz Valle; una luz que representa experiencia, conocimiento, actualización y humanidad dispuesta siempre a dar la llamada milla extra. El magisterio, más que una profesión, es un estilo de vida que trasciende con espíritu de servicio y esfuerzo diario en el camino del saber y de la formación integral de aquellos que hoy son el presente y que se forman para dar respuesta al futuro.

Maestro, te invito a reflexionar sobre tu importante misión y a preguntarte: ¿Qué estoy promoviendo desde el aula y cómo he contribuido a fortalecer la calidad educativa? ¿Cuál es mi vocación y qué he propuesto para hacer la diferencia? Hoy se conmemora el Día del Maestro, para muchas personas pasará desapercibido y para otras será blanco de crítica. Sin embargo, también es necesario que desde su realidad, tanto padres, abuelos, estudiantes y miembros de nuestra sociedad se pregunten cómo se colabora con la tarea que el maestro desarrolla, y qué complementa la tarea educativa desde el hogar. Sobre todo, recordar que un maestro formó y contribuyó a impulsar a los triunfadores del presente.